Fin de “¿Pueden los humanos vivir en el espacio?” y Bambang Kurnia (14-02-2021)
- Javier Valladolid
- 15 feb 2021
- 11 Min. de lectura

Hola a todos, feliz San Valentín, estos días, he terminado mi lectura de “¿Pueden los humanos vivir en el espacio?” de Dan Pandora. También he estado viendo varias películas, varias series y anotado ideas para la novela junto con cosas del pantakakiano y varias ilustraciones asociadas, en la novela, al pintor ficticio Bambang Kurnia.
“Pueden los humanos vivir en el espacio” de Dan Pandora, escritor argentino formado en biología, psicología y gastronomía (https://www.amazon.es/Dan-Mandora/e/B08QV9VPX5?ref_=dbs_p_ebk_r00_abau_000000), es una novela intrigante, que se lee muy muy rápido. Apenas he tardado tres semanas en leer sus 176 páginas de ritmo vertiginoso, combinado con interesantes momentos de introspección. Juega con la física, la biología, el contraste entre sus personajes, en cierto modo, a la manera de “Perdidos”, aunque también adolece de un final que se centra más en el desarrollo de personajes y lo que les va pasando, venidos de distintas épocas, en un planeta extraño y sorprendente, que ofrecer todas las respuestas, pero sí las pertinentes para el desarrollo de la trama. Lo cual, para lectores que, como yo, tendemos a hacernos muchas preguntas de imaginarium y a querer que vayan llegando las respuestas, resulta un poco frustrante que queden cosas en el tintero. Es una novela que mezcla vivencias con muchas escenas de supervivencia y de extrañeza porque es mucho lo que no se entiende desde el principio, en física, en biología, etc., y vamos viajando con los personajes en sus inquietudes. Resulta muy curiosa y aborda, además, temas como la pandemia, el terraplanismo, predicciones futuras, o el nazismo. Sí puede resultar, a veces, un tanto pesado en alguna de las conversaciones de los personajes que, si bien resultan realistas, me sonó demasiado insustancial. Pero, en conjunto, me parece una obra que merece la pena su lectura y se hace corta. En cuanto a “Lerna: El legado del minotauro” de Javier Pellicer Moscardó, los capítulos que he leído se convierten en una reflexión sobre el trato que se da a los animales y, por una cuestión de paralelismo cultural, el conflicto entre “cultura taurina” y “maltrato animal”, solventado, en los términos que la ficción propone, basándose en lo que se conoce por la arqueología, el arte, la lineal B y alguna fuente externa, casi a la perfección por la cultura cretense.
En cuanto a pelis, he visto “Los 7 de Chicago”. En 1968, se producen una serie de protestas sobre la guerra de Vietnam y acaban en los famosos disturbios (https://es.wikipedia.org/wiki/Chicago_Seven) durante la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago, Illinois. Alrededor de un año más tarde, reúnen, en los tribunales, a los acusados de ser los cabecillas de las revueltas, y les acusan, entre otros cargos, de conspirar e incitar los disturbios. La película tiene una buena factura, las interpretaciones cumplen y el guión es ameno. Afronta cuestiones como el patriotismo, las garantías procesales, el racismo, el antibelicismo, la paz, la violencia y el abuso de poder, además del sentido de la justicia, y, por lo que he leído, es bastante fiel.
También, empecé “Amor al cuadrado”, que, si bien tiene un momento entrañable padre-hija, hablando de la belleza, al comienzo de la peli, lo que vi en los siguientes minutos de esa comedia romántica polaca, llegada a Netflix por San Valentín, resultaba demasiado machista, bajo una apariencia de guay, como para encontrarle la gracia a estas alturas. Este tipo de personajes y tramas, sin un armazón crítico detrás, se quedan en puros clichés. He visto sólo los primeros minutos, pero no me está convenciendo.
Sobre San Valentín, es un día que me genera sentimientos encontrados. Por un lado, se suele hablar de que es del amor y la amistad, pero casi todos los mensajes que el entorno transmite es hacia las parejas. Como alguien que, aunque sigue en ello, nunca ha tenido pareja ni pasado del tanteo, implica una alegría por el éxito ajeno y algo de tristeza y frustración por mi parte. Con lo que no he abordado San Valentín como tal, más allá de anotaciones por escribir, y poco el sexo o el amor en mis obras. “El Fin de Pantakakistos en Yesfodú” se plantea como una historia pulp, en fantasía medieval con erudición y elementos de ciencia ficción. Por tanto, no da demasiado pie a abordar el amor y tampoco sentí la necesidad, en el momento de escribirla, de poner mucho hincapié en el sexo; si bien, a lo largo de la saga, se toca el tema en algún momento bajo la óptica más bien terrible de “El Fin de Pantakakistos”. “El sueño en verso”, al igual que “El sueño perdido” y su spin off, aborda el tema del sexo y el amor de tanto en tanto, pero me resulta bastante complicado dedicarle mucho espacio en cada ocasión. Es verdad que tenemos la historia de Allora con Ayna, de Nick con Sofía, de Nick con Tina y varias más, pero abundan las que se tocan de refilón, los amores no correspondidos y otras. Y el sexo puede ser muy explícito o tocarse con insinuación. Al mismo tiempo, no siempre hay una conexión directa entre desnudo y sexo. Puedo decir que, si bien hay cosas que habría escrito de forma distinta del primer libro de “El sueño en verso” (Lo escribí entre 2010 y 2011, hace una década ya, y con muchas cosas que retomaban lo escrito en 2005 en “El Sueño Perdido, La ciudad de las vidas partidas”, añadiendo más detalles, pero cogiendo lo que ya estaba), tenemos aspectos en la historia de Nick y Tina que van más allá del sexo muy explícito, erótico-pornográfico, con que da inicio, y profundizan en su complicidad personal mientras se conocen a muchos niveles, aunque no sepamos gran cosa de Tina. Es algo que se subsana en otros tomos, aunque de un modo muy particular. Incluso la historia de Nick y Sofía parte de la complicidad. Tengo muchas ideas y he escrito varias cosas sobre el romanticismo, que me gusta, pero desde un realismo crítico, sin caer en la mirada acrítica de las películas de los clásicos Disney. Para lo que queda de “El sueño en verso”, sigo trabajando en los nuevos detalles del final, mantiene el punto clave de “El Sueño Perdido” y añade muchos detalles importantes para la historia, y para “El viaje del sueño”, se abordarán. Dentro de lo que permiten las tramas, que reflexionan sobre muchas cosas y se mueven en dinámicas de viaje y acción, sin saber muy bien qué va a ser de sus vidas y teniendo que afrontar una cierta seguridad, quiero dar más momentos de ese tipo.
-El programa sanvalentiniano de El Condensador de Fluzo:
Están emitiendo ahora, 22:07 del 14 de febrero, en La 2 de RTVE, en Imprescindibles, el documental “Siete días con Alberto Garzón”; famoso por diseñar el logo de la ONCE y el de la SGAE, entre otros. Falleció (https://www.20minutos.es/noticia/4577797/0/muere-el-artista-alberto-corazon-disenador-del-logo-de-la-once-o-de-la-sgae/?autoref=true) el pasado 10 de febrero:
Y un vídeo evento sobre la Perseverance de la NASA:
Respecto a series, disfruté de la primera temporada de “Hanna”, como serie de acción, drama familiar y ecos de ciencia ficción. “Now Apocalypse” me parece una comedia friki fumada porno soft, que, desde el episodio 5, tiene más chicha en el tema feminista LGTB+ y que busca ser un “Sexo en Nueva York” muy particular. “Legacies” tuvo la semana pasada un episodio especial de homenaje a “Las crónicas vampíricas” y “Los originales” que estuvo bonito. El de esta semana ha dado un poco la sensación de Deus ex-maquina. “The expanse” tuvo un final feliz salvo el final inesperado de un personaje (Un final precipitado por cuestiones ajenas al guión original) y ecos de lo que se avecina en la temporada final. “The Extraordinary playlist of Zoey” ha tenido una trama relativa al racismo y los conflictos de poder que no ha estado mal, aunque no me ha convencido del todo. Con “El Cid”, me falta el último episodio para terminar, pero, pese a ser una serie que se toma licencias considerables en algún personaje y hay que hacer algunos pactos de ficción, me está pareciendo una serie entretenida y bastante digna.
Escuchaba “Egilsson” de Danheim:
“Runamal” de Danheim y Heldom:
-El folk nórdico en “Das Tier in Mir Wolfen” de E Nomine:
-Y música medieval con Fragments for the End of Time:
Entrando en las anotaciones de la novela sobre Bambang Kurnia, añadí dos ilustraciones. Conectadas de un modo u otro con la parte del pantakakiano. En la que podéis ver más arriba, como portada, surgió como una forma de expresar el concepto de
-Quoók: Literalmente, algo heterogéneo con puntos y textura esponjosa abombada, esponjosa panal; alucinar pepinillos, alucino pepinillos, flipar en colores, flipo en colores, flipe. Color de textura heterogénea llena de puntos y que se ve abombada y esponjosa en secuencias circulares entremezcladas con cuadrículas (Algo que los mumbi consideran propio de las drogas y lo psicodélico).
Como una variante del
-Quo: Algo heterogéneo con puntos y textura esponjosa, abombada (Cómo Gieyi en las descripciones físicas que dan en sus mitos).
Ante esto, me surgió ese dibujo de arte abstracto que, cuando valoré de qué se podía tratar, si de un mapa turlët del multiverso, de un mapa interestelar de una especie alienígena o de qué, se me ocurrió la siguiente palabra:
-Rurnrrujaf: Literalmente, ruido multicolor; rurnrrujaf. Criatura energética cuyo cuerpo es energía, sonido y luces fluctuantes-parpadeantes multicolor en una estructura quoók. Se alimenta del ruido y puede hacer que deje de haber sonido alrededor de alguien hasta que se quede completamente sordo, inaudible y atrapado por la criatura. Sólo se le combate canturreando de manera armónica.
Esta criatura pantakakiana me inspiró a su vez una parte de la novela, al imaginarme a Bambang Kurnia; un autor ficticio indonesio, nacido en 2035. Tiene 23 años cuando crea, en 2058, su obra “Rurnrrujaf” para expresar una representación de ese ser. Se inspira en el arte de la pintora abstracta indonesia Christine ay Tjoe (https://whitecube.com/artists/artist/christine_ay_tjoe), muy destacada en su arte (https://theartling.com/en/artzine/famous-abstract-art/). Más allá de la calidad técnica (No me cansaré de repetir que mi formación en dibujo y pintura se quedó en la época de las clases de plástica del instituto. No puedo ni pretendo competir en calidad con quienes se dedican realmente a ello), hay diferencias notables entre lo que he hecho yo con el Paint y el estilo de la autora, pero también cierta familiaridad con estas obras. Me salió casualmente parecida en cierto sentido, como si se jugara en ambos casos con una masa de colores casi lanzada sobre una pared, pero Christine ay Tjoe lanza unas pinceladas que distan de una apariencia geométrica y se aproximan al detallismo abstracto mientras que, a mí, me ha salido más geométrico; dentro de que ha sido una gran improvisación cuyas elecciones fueron subjetivas y de tratar de representar puntos heterogéneos, rugosidad abombada esponjosa, emulando una montaña, o las figuras distribuidas y cuya forma debía recordar a un panal en algo cuya idea más parecida era la de un bizcocho. No sabría decir exactamente qué quise decir en realidad con esa pieza, pero siento que aborda algo de tipo conexión, por mucho que presente cierta aleatoriedad que no podría reproducir: líneas que llevan a espacios de color, líneas que se cierran, curvas, rectas, líneas que se interrumpen, otras líneas que dan a un espacio vacío, combinación que juega con contrastes… No sé bien qué he hecho ni qué quería expresar, pero, estéticamente, como experiencia pareidólica y como juego mental creativo, ha sido satisfactorio. Queda a interpretación del espectador darle un sentido para sí más allá de la ficción.

La segunda surgió esa misma madrugada. A partir del vocablo
-Docbityés: Literalmente, triángulo medio dirección; triángulo que se mete en otro. Estilo pictórico donde un triángulo se mete en otro o en otros (Los mumbi lo usan mucho).
Que se me ocurrió sobre la marcha, pensando en formas y demás mientras trataba de dormirme. Me puse a dibujar y me pareció que había que hacer algo con los triángulos. Se me ocurrió que el primer dibujo tenía su continuación en el segundo como una evolución de estilo de ese mismo pintor ficticio. Esta obra surge en 2092. El autor, ya en su madurez, ha evolucionado hacia una evidente presencia geométrica, pero mantiene el uso de los colores de un modo subjetivo, casi dadaísta, con espacios vacíos y otros unidos, que conectan unas cosas con otras. Inventé que guardaba una conexión con la trama de Wendollyn Fors, quien llega del siglo CI al año 2.089 sin saber que porta un virus llamado Vartut; el cual mata a miles de personas. Atribuyo parte del origen de la pintura a ello en la ficción. Sin embargo, la realidad es que ando un tanto perdido sobre qué quise decir.
Bajo mi punto de vista, tenemos dos niveles. Uno que encarna las alturas, que interpreto como las altas esferas del poder y de esas naturalezas que, cual gigantes, dominan el mundo en divergencias, variopintas, conectadas a las otras, que marcan un techo de cristal, que pueden ser hostiles a lo que hay fuera, y que tienen vínculos con la urbe. De ahí que la obra se llame “Kota”, que significa “Urbe” en indonesio. Es un espacio de interconexiones donde cada triángulo, que encarna casas y rascacielos, se conecta con otros desde la tierra. Con sus espacios a llenar, con sus espacios llenos, sus luces, sus distintos ecos deconstruidos de alguna manera. Algo que transmite una gran complicidad. Transmite una mezcla de simbolismo figurativo un poco más visible; donde el agua, el acero, el bosque y la agresividad quedan claros, aunque una parte de la historia completa queda a interpretación del espectador como yo improvisé bastante de su creación.
He seguido con mucho léxico, especialmente, del imaginarium de Lovecraft y de una especie de peces, lanzones y aulopiformes, además de algunas frases del pantakakiano:
“Junk gieyi”, literalmente, “Golpear con contundencia flujo mágico”, es “Manipular la magia de canalización, elaborando hechizos, captando la magia en distintas formas para obtener los mejores hechizos u obtener energía de la mejor fuente”.
“Ol viv”, literalmente, “Vibrar magia de esencia” es “Manipular la magia de esencia, elaborando hechizos, captando la magia en distintas formas para obtener los mejores hechizos u obtener energía ambiental-universal del mejor modo”.
“Lotjerd oko becktruncxar”, literalmente, “Localizar lo inencontrable un planeta de pequeño tamaño y lleno de hierba”, es “Encontrar algo que se creía extinto, destruido o completamente perdido” (Los mumbi, en el primer pantakakiano arcaico, se dedicaron a explorar el universo y se toparon con que la magia había dejado planetas mágicos imposibles desperdigados por algunas estrellas y se aficionaron a destruirlos como juego, a erradicar esos rincones que encontraban insignificantes. Por eso, cien millones de años más tarde, cuesta creer que se pueda encontrar alguno y se usa para esas veces en que se descubre que sigue existiendo algo que se creía erradicado, extinto, desaparecido para siempre o destruido).
“Projjojkedi oko rurnrrujaf”, literalmente “Vistes un rurnrrujaf”; equivale a “Calla chucho, que no te escucho” o “Nada de lo que quieras decirme me interesa” o “No voy a escuchar nada de lo que me digas”, pues el rurnrrujaf te atrapa como si fuera tu ropa con la que te vistes y de ahí pasa al sentido figurado.
Ya con la traducción de “El Principito”, terminado el segundo capítulo; página 4 del original y 6 de mi traducción. El aviador rehace el texto y es rechazado como los anteriores. Dice que está demasiado viejo, y utiliza para ello “hagnzos”, que se asocia a las personas desagradables y a los achaques físicos y mentales. Uso
-Gazra: Literalmente, vida edad; vivir x años, vivir tantos años, llegar a los (Ñi/Biwo). Años de vida (Gaz). Esperanza de vida (Quyom).
como una nueva palabra para indicar que se espera que se viva una serie de años. Así, busca un cordero que viva una serie de años. Luego, para expresar lo harto que está el aviador del juego del principito, en lugar de decir que estaba falto de paciencia y deseando montar el motor del avión, está deseando la “mata”, que, en liki, significa “Muerte prematura”, del principito a causa de resistir en su límite, o hasta su límite. Lo otro, salvo por usar “Sak”, que se trata de un deseo ferviente, es igual. “Con gran sorpresa mía el rostro de mi joven juez se iluminó” lo he traducido como “Quoókbiwoke utugki benethñiko jifo maknow jifo riquiño rurnrrujaf fer ji mum”. El concepto “Quoók” ha surgido para expresar lo extraño que le resultaba el comportamiento de El Principito, y también utilicé el nombre de la criatura que se me había ocurrido, pues, de un modo metafórico, el adorable, lo que es indicado por “riquiño”, rurnrrujaf le deja sin voz y sin ser oído, y destella de un modo cambiante y ruidoso, trastocando su mundo. En lugar de iluminarse, se ve lleno de luz. En lugar de “¡Así es como lo quería!”, es un “¡Así lo quería!”, acompañado de “¡Tarradín!”, con un significado de “¡Todos contentos!”. En lugar de “¿Por qué?”, que sería “Lindofe”, usa “Lu”, que significa “¿Y eso?”. Para inclinarse, he usado el adûnaico “Yakalubim”. Finalmente, mantengo la traducción de “Principito” como “Pequeño príncipe” del original y cierro el capítulo diciendo que así fue como le conoció.
Espero que os haya gustado.
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