Reseña de “La forma del agua” (09-03-2018)
- Javier Valladolid
- 9 mar 2020
- 2 Min. de lectura
[Amor y huevos]
[Aviso de spoilers]
El miércoles vi “La forma del agua”, película estadounidense de fantasía romántica dirigida por Guillermo del Toro y escrita por él y por Vanessa Taylor, sobre la relación de una joven empleada de limpieza en unas instalaciones secretas y una criatura humanoide atrapada allí. Me ha parecido una película bastante típica, con bastante interés en algunos temas que aborda, y bonita sin destacar apenas. Le pongo un 6,5.
Elisa Esposito (Sally Hawkins) es una empleada de limpieza muda que sobrelleva la falta de pareja mientras convive con su vecino Giles (Richard Jenkins) y limpia en unas instalaciones secretas estadounidenses durante la Guerra Fría, donde el Coronel Richard Strickland (Michael Shannon) ha atrapado a una criatura humanoide codiciada por estadounidenses y soviéticos. Elisa encuentra el amor con la criatura y un dilema.
La película presenta un toque muy francés, con un fuerte erotismo, como en las escenas de sexo con la criatura (Doug Jones) o cuando tienen Elisa y la criatura citas donde los huevos cocidos son un elemento de acercamiento, y mucho ambiente de homenaje cinéfilo, con un cine y diversas películas proyectadas, o en la fantasía de Elisa, que nos recuerda a “The Artist”. En contraste, tiene elementos gore, rozando la comedia negra, y un toque clásico bonito bastante manido, aunque suavizado con las divertidas escenas de Zelda (Octavia Spencer), la amiga de Elisa, en sus comentarios contradictorios.
En cuanto al contenido más reflexivo, es interesante el juego de contrastes entre la imagen ideal que venden, entremezclada de rutina, y los horrores que se nos muestran en segundo plano sobre la época, como cuando deben limpiar la sangre de un laboratorio o se ven los disturbios en la televisión o la homofobia y el racismo en el señor de la cafetería. Eso incluye el choque en el villano sobre sus discursos interiorizados y su crueldad acompañada de la injusticia del sistema hacia él, como le sucede al espía ruso en paralelo. O el edadismo que sufre Giles. Ya no digamos, el clima de marginación de Elisa, que apenas es entendida por unos pocos personajes, pero entiende a todos. Algo que queda un poco corto.
En conclusión, una película que aporta un toque estético francés y cinéfilo a una película que podía ser una más de época en la Guerra Fría, pero que añade un discurso de doble plano interesante, aunque se quede un poco a medias.
Comments