Reseña de “Pacific Rim” (17-02-2019)
- Javier Valladolid
- 17 feb 2020
- 2 Min. de lectura
[Conexión] [Aviso de spoiler]
Anoche vi en Netflix “Pacific Rim”, película estadounidense de 2013, de ciencia ficción dirigida por Guillermo del Toro, y guionizada por Guillermo del Toro y Travis Beacham, sobre una invasión alienígena de unos extraterrestres gigantescos. Me ha parecido que tiene buen ritmo de acción y de épica de cine bélico, pero su uso del humor resulta forzado en muchos momentos y se echa en falta profundizar en su mitología. Le pongo un 7,8.
En 2020, La Tierra es atacada por Kaijus, monstruos alienígenas colosales que entran por un portal submarino en el Océano Pacífico. Para combatirlos, los militares inventan los Jaeger, robots gigantescos de alta tecnología. Los hermanos Yancy Becket (Diego Klattenhoff) y Raleigh Becket (Charley Hunnam) les combaten durante años como pilotos conectados entre sí y con el Jaeger a través de la deriva, tecnología telepática alienígena, pero, en uno de los combates, Yancy muere mientras está conectado y Raleigh vence el solo al Kaiju y deja el ejército, pero este quiere que vuelva.
La película recuerda a “Independence day” en muchos momentos, con esa épica llena de acción en su estilo de ciencia ficción militar macro grandilocuente estadounidense, pese a implicar a militares de otras nacionalidades, en una colaboración entre países. Plantea interesantes temas como la conexión entre el piloto y el copiloto de los Jaeger, con los traumas, los recuerdos, las alegrías y los miedos. También el impacto social y económico que tiene el descubrimiento de los kaijus a partir de la invasión y las victorias contra estos; tema sobre el que se podría haber profundizado mucho más porque da juego y aumenta la chicha del film más allá de un correcto film de acción militar lo poco que sale. Es interesante la dinámica entre Mako Mori (Rinko Kikuchi), Staker Pentecost (Idris Elba) y Raleigh. Otras tramas militares, ya secundarias, cumplen sin más su función.
En paralelo, el contraste viene por el humor, no sólo a través de personajes como el Dr. Newton “Newt” Gleicer (Charlie Day), experto en Kaijus, sino en las tramas. Algunos momentos de ese humor son pertinentes, pero la mayoría resultan forzados y sobreactuados; lo que estropea el efecto épico y emotivo de la película. También se echa en falta profundizar más en el personaje del hermano, que queda como figura ausente constante, pero realmente vemos poco de él y hubiera venido bien saber más, aprovechando los recuerdos y la deriva para aumentar el dramatismo y la complicidad del espectador.
En conclusión, una película semejante en estilo a “Independence Day”, que mantiene un buen ritmo de acción, planteando superficialmente una interesante mitología, con un contraste cómico que a menudo resulta forzado, y un juego interesante de relaciones personales, pero adolece de profundización en ciertos puntos de gran interés.
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