Reseña de “Star Wars-Episodio IX: El ascenso de Skywalker” (28-12-2019)
- Javier Valladolid
- 28 dic 2019
- 3 Min. de lectura
[Fantasmas]
[Aviso de spoilers]
El jueves vi en el cine “Star Wars: El ascenso de Skywalker”, película de ciencia ficción y space opera, dirigida por J.J. Abrams y guionizada por Abrams, Kathleen Kennedy y Ram Bergman, tercera película de la nueva trilogía, que continúa la trilogía del episodio IV, V y VI y que conecta toda la franquicia en su vertiente cinematográfica, cerrándola. Me ha parecido una película entretenida, con mucha acción y algunas escenas muy potentes, pero también está llena de agujeros de guion, de fanservice facilón y de resoluciones decepcionantes. Le pongo un 6,0.
Un año después de los eventos de “Los últimos Jedi”, surge una transmisión procedente del difunto emperador Palpatine clamando venganza. Kilo Ren (Adam River), como líder supremo, obtiene un dispositivo Wayfindel (cazarrutas) y viaja al planeta Exegol, en territorio inexplorado. Allí, Palpatine (Ian McDiarmid) prepara el regreso del ejército imperial para conquistar la galaxia a la vez que pretende que Rey (Daisy Ridley) se pase al lado oscuro. Mientras, la resistencia debe encontrar la manera de detenerle.
La película presenta potentes efectos especiales y tiene varias escenas muy chulas como la búsqueda del cazarrutas en un planeta culturalmente de estilo hindú, los enfrentamientos entre Rey y Kilo Ren, en un tira y afloja entre la luz y el lado oscuro, o los múltiples cameos-despedidas del equipo original. Con muchos fantasmas del pasado.
Resulta entretenida con su ritmo vertiginoso, pero las escenas intimistas, que ayudan a detenerse, a asimilar lo sucedido, a darle sentido y profundidad, son demasiado escasas. Y la subtrama del espía tenía cierta gracia. En ese sentido, la película funciona bien como acción sin darle vueltas ni asumir emotivamente lo que nos están contando. La música está bien y recuerda a lo precedente. El humor se da en varios momentos.
Sin embargo, más allá de eso, el guión se convierte en un sindiós. Está claro que hay que cerrar cosas y el fanservice es pertinente. El problema es que se busca demasiado imitar fórmulas, en meter con calzador antiguos personajes como Lando, los ewoks, los porgs, Wedge Antilles, Babu Frik, entre otros, en agujeros de guión que no llevan a nada, con personajes que aparecen para no tener papel realmente, especialmente sangrante, en el caso de Rose Tico (Kelly Marie Tran), u otros que surgen repentinamente con aparente intención de tener un desarrollo para luego salir en un par de escenas. Todo apelotonado.
Hay más de un detalle tonto en su viaje, que no se explica o que lleva a problemas para los que se han dado ya las soluciones. Rey se convierte, en cierta medida, en una Mary Sue, y su desenlace de ciertas tramas y las sorpresas que acompañan a su desarrollo resultan muy decepcionantes. La sensación de abuso del Deus ex machina es notable. Pero, sobre todo, es un cierre que resulta facilón, decepcionante para una saga tan compleja y mítica, poco intrépido, y que, al margen de ser coherente o no con el canon del universo extendido, que tengo entendido que cae en más de una incoherencia, rompe de un modo conformista la trayectoria de la película precedente en algunos de sus planteamientos más profundos e interesantes y rompe con otros planteamientos de la franquicia en un guion algo lioso y definible como “Porque yo lo valgo”.
En conclusión, una película cuyas incongruencias de guión, fanservice facilón, conformismo en sus transgresiones y escaso espacio al intimismo minan el desarrollo del cierre de una gran saga de un modo decepcionante, pese a algunos cameos guays, ratos de humor, acción vertiginosa y algunas escenas potentes en relación a la búsqueda del cazarrutas y a los conflictos entre Ben y Rey.
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